El pájaro pintado
Título original: The Painted Bird
Año: 2019
País: Republica Checa, Slovakia, Ucranie
Género: Drama
Dirección: Václav Marhoul
Guión: Václav Marhoul adaptación de la novela de Jerzy Kosinski
Duración: 169 min
Reparto: Petr Kotlar, Harvey Keitel, Barry Pepper, Julian Sands, Udo Kier, Stellan Skarsgard, Alexei Kravchenko, Tim Kalkhof, Jitka Cvancarová, Pavel Kríz, Petr Vanok, Lech Dyblik, Dominik Weber, Filip Kankovský, Radim Fiala, Irena Máchová, Milan Simácek, Jan Monczka, Aleksey Kravchenko
Idioma: checo, aleman, ruso sub en español
Sinopsis: Un niño judío busca refugio, durante la Segunda Guerra Mundial, en algún lugar de Europa del este, donde se encuentra con muchos personajes diferentes.
VENECIA 2019: La historia artística y audaz de Václav Marhoul sobre el sufrimiento de un niño durante la Segunda Guerra Mundial se encuentra en el límite entre lo sublime y lo ridículo
La película más osada de la competición de este año en el Festival Internacional de Cine de Venecia es una adaptación de casi tres horas de duración del best seller de Jerzy Kosiński, publicado en 1965, sobre la dura vida de un niño en Europa del Este durante la Segunda guerra Mundial. El director Václav Marhoul (Tobruk) apunta alto con esta película, que cuenta con un reparto internacional, donde varios actores han sido doblados al intereslavo (la primera película en incluir esta lengua), grabada en blanco y negro, y en 35 mm. ¿The Painted Bird [+] puede estar a las puertas de un importante premio o es simplemente un trasto?
Durante los primeros 20 minutos, ambas opciones son posibles. Nuestro desventurado niño (Petr Kotlar) empieza por sobrevivir a los golpes de los chicos del barrio, que también prenden fuego a su mascota, un hurón. “Tus padres vendrán a buscarte pronto”, le dice la supervisora, que parece una abuelita, mientras se dispone a decapitar a un pollo. El chico (que nunca es llamado por su nombre) juega con un violín mecánico de juguete y acaricia una raída foto de su familia (respetable y judía). La anciana se sienta en su silla y muere; al niño se le cae el farol y la casa se incendia. Los vecinos, furiosos, lo golpean con palos y lo venden a una curandera, que pronto ata una cuerda a la muñeca de su nuevo asistente.
The Painted Bird, que siempre se mantiene en el límite entre lo sublime y lo ridículo, consigue evitar cualquier atributo. Es admirable que mantenga el interés a pesar de su larga duración, gracias a su estilo, a su reparto y a la división en diferentes capítulos, que llevan el nombre de las personas con las que se encuentra el chico. Después de “Marta”, la señora mayor, y “Olga”, la curandera, el chico trabaja para “Miller” Udo Kier, en la interpretación más despiadada que se haya visto. “Lekh”, el cazador de pájaros, pinta las alas de uno de sus gorriones y lo tira al aire para que los otros pájaros lo hagan trizas (una metáfora clara para el chico). Tenemos a Stellan Skarsgård en el papel de un alemán decente, a Harvey Keitel como un sacerdote con buenas intenciones, a Julian Sands como un granjero pederasta, a Julia Valentova como una chica de campo obsesionada con el sexo, y a Aleksei Kravchenko y Barry Pepper, que interpretan a dos rusos. Asesinatos variados, fornicaciones (principalmente forzadas), violencia contra los animales (incluida la zoofilia) y personas que se sacan los ojos pasan factura al chico, que se vuelve cada vez más violento.
Sin contar algunos enfrentamientos prensa-público (Udo Kier sacándose los ojos con una cuchara es una escena fuerte), The Painted Bird ha sido recibida con un justo aplauso. Su manierismo artístico y audaz, y el hecho de estar basada en obras maestras similares, como La infancia de Iván y Ven y mira (a cuyo actor protagonista ha recuperado), pueden romperse en pedazos, como el pájaro del título. Como decimos, estar en el límite entre lo sublime y lo ridículo puede ayudarle a triunfar pero no es un logro.
Hemos hablado con el director checo Václav Marhoul sobre su valiente y divisiva película a competición por el León de Oro, The Painted Bird
Václav Marhoul es el director que se atrevió a llegar donde sólo se adentraron Buñuel y Fellini, la novela bélica The Painted Bird [+], de Jerzy Kosiński, que compite en el Festival de Cine de Venecia, para quienes puedan soportarla.
Cineuropa: Cuando Lars Von Trier hizo Europa, una película con un estilo similar a The Painted Bird, dijo que “conscientemente la hizo parecer una obra maestra”. ¿Compartes este sentimiento?
Václav Marhoul: Para nada.
La pregunta todavía parece válida, puesto que parece un clásico en la línea de La infancia de Iván o Ven y mira…
…¡No te olvides de Andrei Rublev! ¿Sabes por qué? Porque me gustan mucho esas películas. Me gusta el cine clásico, no la televisión.
Por supuesto, las imágenes proceden de la novela de Jerzy Kosiński. ¿Cómo fuel el proceso de trasladarlas a la pantalla?
La primera mitad del libro es mejor que la segunda, que es un poco repetitiva. Cuando estaba preparando la adaptación, me preocupaba un poco eso, pero después recordé que el gran guionista Jean-Claude Carrière dijo: “Si quieres adaptar una novela, léela, y después tírala por la ventana. A continuación, utiliza sólo lo que recuerdes”. Tenía razón. Leí el libro, no una sino treinta veces, y después elegí las escenas que recordaba.
Te llevó 11 años hacer esta película. ¿Por qué tanto tiempo?
Me llevó dos años obtener los derechos. Mientras Kosiński estaba vivo, dejó “entrar” a dos directores en el libro: Fellini y Buñuel. Y ahora está muerto. Tardé ocho meses en encontrar los derechos en el Spertus Institute for Jewish Learning and Leadership, de Chicago. Para mi sorpresa, ellos me encontraron a mí. Tres hombres con corbatas de seda hechas a mano que debían costar lo mismo que un coche interrogaron a este checo, vestido con vaqueros y una camiseta, durante una hora y diez minutos. Al final, conseguí los derechos. Tardamos 14 meses en cerrar el trato. Después, nos llevó tres años y 17 versiones distintas hacer el guión. Y cuatro años para financiar la película. No fue fácil ir a los mercados de Cannes y Berlín y comentarles que quieres hacer una película bélica de tres horas de duración y en blanco y negro, sin diálogos en inglés. No es fácil. Después, dos años de grabación (cronológicamente, para que el niño creciera de forma natural). Y diez meses de postproducción. Pero durante estos 11 años, he tenido el mejor productor del mundo: Václav Marhoul. Me dijo “¡Olvídalo!” más de una vez.
¿Cómo te acercaste a la época y a la ambientación de la Segunda Guerra Mundial en Europa del Este?
Me dije que estaba haciendo una historia atemporal y universal, y no una historia bélica sobre el Holocausto, aunque haya escenas que lo demuestren. Esto podría ser ciencia ficción. Es una historia triste sobre nosotros. El mejor regalo de Kosiński es que nunca moraliza en el libro, así que yo tampoco lo hago.
En Venecia, hubo miembros del jurado que tuvieron que abandonar la sala de cine, y para darle un final a la historia, te enfrentaste a las caras más oscuras de la naturaleza humana. ¿Estás preparado para las opiniones contrarias?
No, estoy abierto. No estaba preparado para presentar la película en Venecia. La gente me pregunta si estoy nervioso o por qué no lo estoy, pero yo no me lo planteo. He hecho esto por instinto y con todo mi corazón.
Afortunadamente, el horror que vemos en la pantalla es el resultado de la actuación y de los efectos visuales. La crueldad hacia los animales es muy realista. ¿Cómo lo hiciste?
Con la ayuda de entrenadores muy buenos, que en ocasiones trabajaron durante meses. Más algunos efectos digitales.
¿Cómo conseguiste hacer la interpretación más malvada de Udo Kier?
A Udo le gustaban mucho dos escenas. La primera es la de la cuchara. La segunda es la de una frase del libro que no incluí en el guión: “El molinero, sentado delante de su casa, contempla una mosca seca pegada en la pared”. Udo vino y se quejó: “No encuentro la mosca en el guión. Tienes que incluirla. ¡Es importante para mi personaje!”. Hablé con los de atrezo para buscasen una mosca y la pusiesen en la pared. Udo lo hizo gracias a una mosca muerta.
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