Emboscada en la noche
Título original: Ill Met by Moonlight
IBM: 6.5
Año: 1957
País: Reino Unido
Género: Bélico
Dirección: Michael Powell, Emeric Pressburger
Guión: Michael Powell, Emeric Pressburger. Novela: W. Stanley Moss
Duración: 104 min.
Reparto: Dirk Bogarde, Marius Goring, David Oxley, Dimitri Andreas, Cyril Cusack, Laurence Payne, Wolfe Morris, Michael Gough, John Cairney, Brian Worth, Christopher Lee
Idioma: Inglés, griego, alemán. Subs español (srt)
Sinopsis: Isla de Creta, durante la II Guerra Mundial en 1944. Un grupo de partisanos comandados por el Capitán Stanley Moss y el Mayor Patrick Leigh Fermor secuestran al general alemán Karl Kreipe y lo trasladan a El Cairo. (FILMAFFINITY)
Para todos aquellos amantes del cine de The Archers –ámbito este en el que me introduje hace ya varios años, tras otros de cierta reticencia- ILL MET BY MOONLIGHT (1957), supone la última ocasión en que se reunieron el más famoso tándem de cineastas legado por el cine británico: Michael Powell & Emeric Pressburger. Para ello retomaron una de las temáticas que utilizaron con más frecuencia a lo largo de su carrera, especialmente a partir de la llegada del nazismo a Europa; la narración de singulares relatos de ambiente bélico, centrados en luchas de colectivos en contra de las invasiones del III Reich en diversos lugares. Episodios que plantearon a través de historias caracterizadas por una mirada insólita, en voz callada, y donde el concepto de heroísmo de ofreciera de forma totalmente opuesta, revestida de un aura cotidiana, en contraposición a lo habitualmente mostrado en la gran pantalla en este tipo de producciones –sin por ello desmerecer a buena parte de las mismas, entre las que se encuentran no pocos títulos dignos de relieve-. Sin embargo, la lejanía temporal existente entre aquellos exponentes que fraguaron buena parte del prestigio de The Archers, adquiere en esta ocasión un cierto tinte de distanciación, a la hora de narrarnos la hazaña de un grupo de componentes de la resistencia en la isla griega de Creta, llevando a cabo el secuestro de un general nazi ubicado en la ocupada isla, con la intención de trasladarlo hasta el Norte de África. Una sucinta base argumental será la que utilizaran ambos cineastas, para en primer lugar trasladarnos a unos supuestos escenarios cretenses, en realidad rodados en la Francia rural. Lo cierto es que aún siendo una simulación, uno de los grandes aciertos de la película es permitirnos sentir tan próximos ante un contexto en donde la fuerza de la naturaleza, lo árido de sus montes, su clima, o la cierta incultura de sus gentes, se erigen como uno de los protagonistas del film. No será algo nuevo, por otra parte, en la andadura de unos cineastas que sabían insertar la fuerza y la vigencia de sus exteriores como elemento de gran importancia en sus relatos. La propia configuración de los pequeños pueblos, lo rústico de sus viviendas, esas carreteras pobremente diseñadas, polvorientas, que todos hemos pateado a pie o bien viajando en coche en el pasado, adquieren en esta ocasión una enorme fuerza, hasta el punto que logran retrotraernos a esas otras muestras de género que los cineastas ya plantearon a partir de inicios de la década de los cuarenta. Con este punto de partida, lo cierto es que ILL MET BY MOONLIGHT se centra en la descripción del secuestro –realizado con más facilidad de la previsible- en la figura del general Kreipe (Marius Goring), a partir del plan urdido por el mayor Leigh Fervor, más conocido por ingleses y alemanes como Philedem (Dirk Bogarde), a quien ayudará de manera decisiva el capitán Moss (David Oxley). En torno a estos tres personajes, se escenificará un secuestro que, en cualquier mente racional, estaría fuera de cualquier posibilidad de éxito, pero que precisamente por ello, lograrán desarrollar con eficacia. Una vez más, se plasmará esa capacidad demostrada por los cineastas y, para que engañarnos, buena parte del cine inglés, de plasmar en la pantalla las situaciones más rocambolescas, siempre tamizadas de un barniz de extraña naturalidad. No es esta una excepción, en un relato que en bastantes ocasiones bordea el ámbito de la comedia –un ejemplo al azar: las alusiones a la mala olor del combatiente que encarna el excelente Cyril Cusack-, siendo este quizá uno de los aspectos que proporciona una mayor personalidad al conjunto y que, en cierta medida, nos deja entrever esa distancia temporal que se establece entre el origen de la hazana ejecutada, y el periodo en que la película se realizó, ya en las postrimerías de la carrera conjunta de estos dos realizadores –Powell aún prolongó su tarea como tal, llegando a filmar apenas tres años después su mítica PEEPING TOM (El fotógrafo del pánico, 1960)-. Dentro de estas características, ILL MET BY MOONLIGHT se disfruta con la seguridad de describir un marco coral dominado por el esfuerzo, la convicción de luchar por una causa justa, e incluso el respeto que mantienen los combatientes de la resistencia a la hora de salvaguardar y proteger a ese general secuestrado, que inicialmente mostrará sus quejas por el trato recibido, pero que poco a poco, y siempre teniendo presente una mirada basada en la disciplina militar, irá mostrando una cierta complicidad con sus captores. Ello no impedirá que en ningún momento deje de estar presente en su interior la posibilidad de ser rescatado por sus soldados, que en cantidad de miles se encuentran expandidos por la isla, pero que en su avasalladora presencia y potencia militar, no alcanzarán a poseer ese conocimiento profundo que sus habitantes albergan, siendo capaces de desaparecer por los recovecos y rincones que la naturaleza y la orografía del lugar les ha ido proporcionando. Dentro de ese contexto, Kreipe intentará aplicar dos estratagemas para intentar poder evadirse de su cautiverio. Una de ellas será la de ir dejando pequeños objetos que le rodean –su gorra, insignias…- con la intención de proporcionar señuelos a lo largo del largo camino recorrido. El otro será sin duda más entrañable, como lo supondrá el intento de soborno del pequeño Niko, obsesionado en todo momento por poder tener un par de botas que simbolizarán para él su conversión en un adulto apto para la lucha –algo que lucirá orgulloso en la conclusión del film, adelantando en cierta medida el logro de la piel de leopardo del protagonista de SAMMY GOING SOTUH (Sammy, huída hacia el sur, 1963. Alexander Mackendrick)-. Al muchacho entregará incluso una moneda de oro que el general siempre ha tenido como su amuleto de la suerte, con la que pretende que este proporcione una implícita información ante los soldados alemanes –que están literalmente peinando la isla-, aunque no cuente con la astucia del pequeño, que ha logrado en apariencia caer en la trampa del general, pero en el fondo lo que ha conseguido es despejar la playa en donde se apostaba un destacamento de soldados alemanes, impidiendo que los protagonistas de la misión puedan completar esta trasladando a Kreipe. Incluso en esos momentos, la película de Powell y Pressburger abandona cualquier tipo de diatriba heroica. En su lugar, se aportará un nuevo apunte humorístico que llega a resultar entrañable, al comprobar Philedem y Moss que carecen de conocimientos del código morse con al linterna, como paso último para que el barco que espera recogerlos y llevarse a ese militar que los mira con ironía, aunque finalmente reconozca que pese a no ser profesionales del ejército, han logrado una misión con absoluta profesionalidad. Mientras tanto, veremos al pequeño Mike cepillándose en un camarote las botas que le ha regalado Philedem. En definitiva, con sencillez, sin apostar por tremendismos dramáticos, con esa capacidad para integrar casi físicamente los marcos interiores y, sobre todo, exteriores, en donde se desarrolla una historia de heroísmo narrada con absoluta cotidianeidad. Cierto es que en la película se echa de menos ese cierto grado de inmediatez que caracterizaron las muestras de estas características rodadas en algunos casos incluso en plena contienda. Y personalmente solo opondría a esta interesante y poco conocida película, cierta inclinación hacia el exotismo, aspecto este en el que la confluencia de la banda sonora de Mikis Teodorakis no deja de suponer uno de sus principales rasgos, adelantando una pequeña corriente que daría años después ejemplos como ZORBA THE GREEK (Zorba el griego, 196 4. Mihalis Kakogiannis).
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