Tres vidas y una sola muerte
Título original:Trois vies et une seule mort
Año: 1996
País: Francia, Portugal
Género: Comedia. Drama
Dirección: Raoul Ruiz
Guión:
Pascal Bonitzer, Raoul Ruiz
Duración: 123 min
Reparto: Marcello Mastroianni, Anna Galiena, Marisa Paredes, Chiara Mastroianni, Melvil Poupaud
Idioma: Frances con subs en español
Sinopsis: En París se suceden tres historias que parecen, en principio, ajenas entre sí. Un viajante sale un día a por cerillas y regresa veinte años más tarde. La segunda historia es la de un catedrático de universidad que se hace pasar por mendigo. En tercer lugar, un hombre de negocios se inventa una familia ficticia en el extranjero para ocultar oscuros asuntos financieros. (FILMAFFINITY)
Tres Vidas y una Sola Muerte (Trois vies et une seule mort Francia-Portugal, 1995), fascinante ejercicio narrativo/actoral del chileno exiliado en Francia Raoul Ruiz. Ruiz es uno de los cineastas mas importantes del cine vanguardista francés de las última décadas.
Tres Vidas… inicia cuando Mateo (el divino Marcello Mastroianni), un anciano amable y dicharachero, se encuentra en un bar con André (Feodor Atkine), quien está casado con María (Marisa Paredes), la ex-esposa de Mateo. Éste había abandonado a María 20 anos después y está dispuesto a volver con ella. Poco después, conocemos al profesor Georges Vickers (otra vez Marcello), quien un buen día decide abandonar a su madre para convertirse en un exitoso pordiosero. En esa condición, conoce a Tania (Anna Galienna), una guapa prostituta que se revela posteriormente como una rica ejecutiva que accede a las perversiones de su enfermizo marido. También sabemos de la vida de un mayordomo mudo (Mastroianni again) que atiende a una joven pareja (Chiara Mastroianni --si, hija de Marcello-- y Melvil Poupaud) que heredó una inmensa casa de un benefactor desconocido que, acaso, pueda ser el millonario Luc Lallemand (Mastroianni ¿quién más?) que habla continuamente con un niño imaginario que es el mismo (¿o ellos mismos?).
Por supuesto, como usted habrá imaginado, Tres Vidas y una Sola Muerte trata sobre un hombre que padece de personalidad múltiple: es un rico negociante de armas, un niño de 8 años, un pordiosero, un amable anciano, un profesor de "antropología negativa", un mayordomo mudo, más los que se acumulen esta semana. Sin embargo, a diferencia de los filmes hollywoodenses que han tratado el mismo tema (Los 3 Rostros de Eva/1957, Sybil/1976), a Ruiz no le interesan los aspectos médicos o melodramáticos del desorden mental sino el juego narrativo y actoral que se propicia con la susodicha premisa.
La cinta, de hecho, es solo un enorme ejercicio de ilustración de cierto narrador radiofónico (Pierre Bellemare) que nos va contando las extraordinarias --pero "verdaderas"-- historias de Mateo, Luc, Georges y compañía. En este sentido, la película avanza con una fluidez ejemplar de una historia a otra y de ahí a la siguiente, llenando con sagacidad los huecos narrativos que van apareciendo y resolviendo con destreza las claves y sugerencias que se van dejando caer desde el principio. Tres Vidas... es, pues, un ejercicio narrativo de primer orden: inteligente, sugerente, ambiguo, realizado con talento y buen humor.
El filme, además, funciona, como un extraordinario minifestival Mastroianni. Pareciera que las varias personalidades que interpreta Marcello le sirvieron a él --y a Ruiz, por supuesto-- para recordar los distintos tipos de actuaciones que el italiano perfeccionó a lo largo de su ineludible filmografía. Ahí están el amable anciano de Sostiene Pereira o Todos Estamos Bien, el ejecutivo con problemas existenciales que podría haber salido de alguna cinta de Antonioni, el mayordomo que hubiera aparecido en algún filme de Ferreri, el profesor devoto de su madre –personaje fellinesco si los hay-- y hasta el mendigo quisquilloso que pertenece a la comedia italiana que tan bien representó Marcello durante tantos años.
En suma, Tres Vidas y una Sola Muerte es una perfecta vía para conocer a Ruiz y una mejor manera para recordar a Marcello. (oxigenial.com)
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